El estrecho de Ormuz, cerca del cual Irán se apoderó el sábado de un buque “vinculado” a Israel, es un paso estratégico por donde circula gran parte de la producción petrolera de los países del Golfo.
La operación se llevó a cabo en un contexto de tensiones crecientes en Medio Oriente, debido a la guerra que desde hace más de seis meses se libran Israel y el movimiento islamista palestino Hamás en la Franja de Gaza.
Decenas de buques mercantes fueron blancos de ataques en el mar Rojo y en el golfo de Adén desde el inicio de ese conflicto, la mayoría reivindicados hasta ahora por los rebeldes yemenitas hutíes en solidaridad con los palestinos.
PUERTA DE ENTRADA AL GOLFO
El estrecho de Ormuz, que une el golfo Árabo-Pérsico con el golfo de Omán, está situado entre Irán y el Sultanato de Omán. Es especialmente vulnerable debido a su estrecha ancho, de unos 50 km, y a su baja profundidad, que no supera los 60 metros.
Tiene numerosas islas desiertas o poco habitadas, pero de gran importancia estratégica: las islas iraníes de Ormuz y las de Qeshm y Larek, frente a la costa iraní de Bandar Abbás.
La costa omaní, la península de Musandam, forma un ángulo que apunta hacia Irán, separado del sultanato por tierras pertenecientes a Emiratos Árabes Unidos.
Frente a la costa emiratí, las tres “islas estratégicas” –Tumb Mayor, Tumb Menor y Abu Musa– forman un puesto de observación de todas las costas de los Estados del golfo Pérsico: Emiratos, Catar, Baréin, Arabia Saudita, Kuwait, Irak, Irán y Omán.
Irán las ocupa desde 1971, después de que las fuerzas británicas abandonaran la región.

Jenchy Suero. un periodista comprometido con la verdad y la transparencia, cuyo trabajo ha contribuido significativamente al campo del periodismo en el país. Su dedicación y pasión por contar historias lo convierten en un autor imprescindible en el panorama mediático actual.